Enrelatados


Microrrelatos para un libro de artista (2011)


Carla Tous Mayol.  << Ver libro


Él:  se presentó, se quedó, se plantó y echo raíces.
Ella: se arrepintió, lloró, lloró y lloró pero jamás se presentó.


Microrrelatos navideños (2008)


  Tintín. MENÚ DE NAVIDAD
Categoría A: 1º, 2º y 3º de ESO
La noche antes de Navidad, Santa Claus preparaba los sacos rojos de los, regalos, el trineo y los renos para dia siguiente. Cuando se dispuso a cargarlos, habían desaparecido. Desesperado iba de un lado para otro, revolviéndolo todo y a preguntando a los duendes. Nadie sabía nada. De repente, recordó a sus rivales: ¿le habrían robado los regalos esos tres? Mandó a un espía para que investigara. Nada. Horas más tarde, Santa Claus notó que su enorme barrigota era más grande y recordó que durante la noche se había levantado – todos sabían que era sonámbulo – y como no había nada que echarse a la boca, se había comido los sacos rojos. 



 Cristine de Pisan. CAMBIO DE IMAGEN

Ayer fui a que me cortaran el pelo. Elegí una barbería discreta, en una calle estrecha, más oscura de lo debido. Era cosa de no llamar mucho la atención. Me atendió un peluquero marroquí al que sus clientes miraban con admiración cómo manejaba las tijeras. Al llegar mi turno, el suelo del establecimiento se llenó de pelo blanco. Me miré al espejo: por fin me había desprendido de la candorosa barba, del absurdo bigote retorcido y de esas melenas que me aviejaban tanto. Ahora sólo me queda entrar en unos grandes almacenes y renovar el vestuario. ¡Al traste con las botas y este horrible traje rojo!   Categoría C: Profesores
 Soap McTabish. LA MEJOR NAVIDAD DE MI VIDA
    Preocupado. No sabía qué hacer. Al fin, decidí ir a comprarla a un centro comercial pero tenía el tiempo justo. Eran las cinco y media de la tarde del viernes, pero su casa estaba a veinticinco manzanas del centro. Subí las escaleras mecánicas metido en mis cabales. Me pasé de planta… y me enfadé. Volví a bajar resoplando y llegué a la sección navideña. Empecé a buscar desesperadamente, pero no encontré una que me convenciera del todo. Cuando ya me iba desanimado y comenzaba a abatirme el cansancio por el esfuerzo inútil, mis ojos se fijaron en una postal que yacía escondida debajo de la caja registradora. Cambié mi humor casi al instante. La pagué a toda prisa y volví a la calle a zancadas. Entonces cometí el grave error de ojear el reloj. Las cinco y cuarto. Tenía cuarenta y cinco minutos para recorrer veinticinco manzanas. Pero no me dio por correr como un desesperado. Sin prisa pero sin pausa. Llegué a su casa a las siete en punto. Llamé al interfono. Instantes después del beso de reconciliación, le dejé la postal en el buzón. Hacía frío, y decidí, inseguro, cogerla por la cintura mientras paseábamos. Ella me imitó. La tarde se hizo corta; deseaba estar con ella un rato más. Y mientras nos despedíamos en su portal, se fijó en que su buzón contenía un sobre. Sonreí. La leyó despreocupadamente, pues no podía reconocer su emisor. Cuando vio mi nombre en la última línea, me miró llorando de alegría. Sonreí de nuevo. Deseé que aquel beso perdurara en nuestra mente y en nuestro corazón por muchos años.  Categoría A: 1º, 2º y 3º de ESO
      El abad. PRELUDIOS
    Es viernes, tengo clase de piano, entro en el Conservatorio, saludo con un gesto al conserje, y sigo caminando hasta el aula 215 A, en el tercer piso. Por el camino, pienso en como presentarle las obras a mi profesora. Estoy a dos semanas de un examen, me hará trabajar mucho. Me gustan las clases. Me gusta el piano. Al salir, le pido un aula al conserje, lo mejor de estudiar aquí. Con suerte me dará las llaves de la 13, tiene piano de cola, suele estar vacía a esta hora. Pero no, me da la 120 A, segundo piso. Nunca he ido a esta aula, creo que es una clase de solfeo, no hay piano de cola. Al entrar, mi vista recae sobre un fajo de hojas destartaladas y arrugadas que hay sobre el piano. Las cojo, y las intento poner en la mesa del profesor, cuando de repente se desparraman todas en el suelo. Lo recojo y las ordeno como puedo, destaca una hoja del tamaño de medio din A-4, de color amarillo, está escrita en lápiz, es un preludio inacabado compuesto por algún alumno. Lo intento tocar, es bastante sencillo, pero suena bien, hay aluna parte un poco abstracta, pero el total me gusta. Lástima el final, intento hacer uno que cuadre, que encaje. No es un final impresionante, yo no se hacer de estos, es un final simple, como el preludio. Lo vuelvo a tocar, es un buen preludio. Me voy, lo dejo todo igual que antes, todo menos el preludio. Hoy es martes, clase de solfeo, tenemos que componer un preludio. Lo haré sencillo, y nada impresionante, quedará bien. Será uno de los muchos preludios que se quedan entre los papeles para corregir, esperando a que alguien los recoja y los toque.     Categoria: A, 1º, 2º y ·3º de ESO

     Nonsense.  POSTAL NAVIDEÑA
    25 de diciembre, 2008.
    Querido Patricio:
    Te estoy escribiendo sentado delante de Candela. Estos días hemos estado muy atareados con todos los preparativos para la fiesta de navidad. Este año va a ser especial, nos hemos propuesto satisfacer a todos. Todos, dispuestos a venir: Nuestros hijos, Rebeca, Germán, los primos, los hermanos… Nadie faltará.
    Hemos comprado y embalado cuidadosamente los regalos; estudiado, calculado, analizado y seleccionado con esmero los manjares más apetecibles; ornado el salón, el comedor… Todos y cada uno de los detalles, siguen con su perfección absoluta, en su mismo sitio.
    Pero… Aunque hace algunos meses que llevo pensando que el tiempo nos azota con su realidad, 50 años de casados no significan nada al lado de la fuerza y la juventud que su olor me transmitía. Ambos me mintieron vilmente sobre su estado. ¿Estuvo bien dejar que se consumiese en sus propias ilusiones? El color plata de los regalos ya no brilla, igual que su pelo, igual que su vida. Hace mucho frío… ¿Lo sentirá ella también? Categoría B: 4º de ESO y Bachillerato
     Rey don Sancho. NAVIDEÑO CUENTO DE CÓMO ME PUSO A PRUEBA.
    Festejabamos en una discoteca el que sería el último dia 25 del año; ELLA, sus amigas, mis amigos y yo. Gloria y yo hacía poco más de dos semanas que estabamos juntos. Fuí a la barra a pedir un par de botellas de champagne Moët y al volverme encontre a Gloria besando a un desconocido. No sabía que hacer. Decidí ir al baño y “aspirar nieve”. Después de eso el vulgar desconocido se quedo sin un incisivo. Gloria fuera de la disco me dijo que si era incapaz de entender que las mujeres no son propiedad de nadie significaba que poco la queria. Llegó la mañana, me disponia a poner la estrella en el árbol, cabilé un segundo… Gloria tenia razón. Categoría B. 4 ESO y Bachillerato
     kIkus. PAPÁ NOEL NO ES UN ROQUERO
    Miguel acababa de cumplir seis años cuando su madre lo llevó a su parada en el mercado de la Boquería en Navidad. Allí vio cómo cientos de mujeres y unos pocos hombres compraban quilos de pescado y marisco para la gran cena de Noche Buena. Entre gritos y besugos vislumbró a Papá Noel rodeado de una docena de niños que intentaban arrebatarle la bolsa de caramelos. Sus siete hermanos insistían en la existencia del fabuloso personaje, pero Miguel no entendía por qué a los niños ricos les traía tantos regalos y a los pobres tan poquitos. ¿Acaso sus padres arrastraban una larga herencia de mal comportamiento? Miguel pensó que era el Papá Noel más alto que había visto en su vida, por eso sus amigos le llamaban Pino. Pino se lió a campanazos con los niños. Estaba harto de los trabajos eventuales y tener que aguantar mocosos era el peor de todos. Pino salió del mercado y Miguel decidió seguirlo. Pino se retiró un poco la barba postiza para rascarse y Miguel vio debajo unas enormes patillas puntiagudas. Vio también cómo Pino entraba en un bar donde se comió un bocadillo y, tras beberse unas diez cervezas, salió tambaleándose. Cayó de bruces con su enorme peso y sus gigantescas camperas de impostor ante la mirada atónita de Miguel. Miguel se acercó al cuerpo, miró a un lado y a otro y le vació la cartera. Entró en una tienda de juguetes con el fajo en la mano y llenó su árbol de regalos. Categoría C. Profesores

       Llezy . DESTINO POLO NORTE
      Era 24 de diciembre y lo tenía todo preparado. Quería escaparme en busca de Papa Noel.
      No era que ese año me hubiera portado mal (NO!!), sino que en mi casa no hay chimenea. Por ese motivo quería ir personalmente a su casa y que me diera los regalos en mano.
      Pensaba coger el AVE, pero si aun no está comunicado con toda España dudaba que lo estuviera con el Polo Norte.
      Así que decidí coger un barco exprés y cruzar medio mundo para poder llegar a tiempo antes de que Papa Noel se fuera en su trineo a repartir los regalos a los niños.
      Pero todo mi plan se fue al garete cuando mi madre me mandó merendar. Como si hubiera estado una semana sin comer, me empaché de chocolate. Como es bastante obvio, después de comerme dos tablas de chocolate con leche y almendras me dolía la tripa a horrores y tuve que quedarme en cama el resto del día, por lo tanto no pude hacer mi viaje.
      Para mi sorpresa a la mañana siguiente tenía el comedor lleno de regalos.
      Mi pregunta era: ¿Cómo había conseguido entrar Papa Noel?
      Categoria: A, 1º, 2º y ·3º de ESO